Para asegurar el éxito del implante, es fundamental cumplir con dos requisitos principales: tener las encías sanas y contar con suficiente volumen óseo. Si el hueso es insuficiente, podemos valorar soluciones previas como un injerto óseo.
En cuanto a los cuidados, la clave es el mantenimiento: requieren una higiene bucal rigurosa (similar a la de un diente natural) y revisiones dentales periódicas. Al igual que con cualquier cirugía, existen riesgos menores como una posible infección, y es importante señalar que malos hábitos como fumar son factores que pueden influir negativamente en el éxito y la durabilidad del implante.